TIPOS DE SÓLIDOS
SÓLIDOS CRISTALINOS: Son aquellos en los que los átomos, iones o moléculas se repiten de forma ordenada y periódica en las tres direcciones.
Se dice que estos sólidos existen como cristales, los cuales muestran facetas y diseños geométricos que reflejan cuán ordenados son por dentro. Otros ejemplos de sólidos cristalinos son el diamante, el cuarzo, el antraceno, el hielo seco, el cloruro de potasio o el óxido de magnesio.
Un par de sólidos cristalinos altamente conocido es el del azúcar y la sal (NaCl). A simple vista, ambos lucen cristales blancos; pero sus propiedades difieren enormemente. El azúcar es un sólido cristalino molecular, mientras la sal un sólido cristalino iónico. El primero está compuesto de moléculas de sacarosa; y el segundo, de iones Na+ y Cl–.
SÓLIDOS AMORFOS: Es el estado sólido de la materia en que las partículas que conforman el sólido poseen una estructura desordenada.
Este carácter amorfo es más común de lo que se pudiera pensar; es de hecho, uno de los estados posibles que puede adoptar la materia condensada. Con esto se entiende que cualquier compuesto capaz de solidificar y, por ende, cristalizar, puede asimismo aglomerarse de manera desordenada si las condiciones experimentales lo permiten.
Lo anterior dicho aplica usualmente para las sustancias puras, sean elementos o compuestos. Pero también es válido en el caso de las mezclas. Muchas mezclas sólidas resultan amorfas, tal como sucede con el algodón de azúcar, el chocolate, la mayonesa o el puré de patatas.
El que un sólido sea amorfo no lo vuelve menos valioso que uno cristalino. El desorden estructural en ocasiones lo dota de propiedades únicas que no exhibiría en una condición cristalina. Por ejemplo, en la industria fotovoltaica se prefiere el silicio amorfo antes que el cristalino para ciertas aplicaciones de pequeña escala.
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